Villar
del Humo es una población conquense de la serranía que en el censo del
INE de 2008 tenía 324 habitantes, número que en los meses de verano llega a
duplicarse.
La villa del Villar del Humo celebra sus fiestas
en honor a su patrona la Virgen del Rosario, el primer fin de semana del mes de
Octubre al que se añaden los días lunes y martes siguientes. Como copatrón San
Roque tiene sus celebraciones previas, en el mes de Agosto.
Hay que destacar las pinturas rupestres situadas
en su término, algunas dañadas por la mano humana en los últimos años.
La población está rodeada por la Sierras de Albarracín, por la
Sierra de Mira y también por la Serranía de Cuenca. En un sitio tal el hombre
primitivo encontró abrigos en sus rocas y es por esto que el lugar tiene
diversos yacimientos, tantos como doce, que conservan restos de arte que tienen una antigüedad aproximada de 10.000 años.
Las pinturas rupestre
corresponden a dos estilos, en el Holoceno el arte levantino y el arte
esquemático datado en unos 6.500 años antes de Cristo.
Las pinturas se
descubren en 1917, cuando Enrique O'Kelly acompañado de otras personas encontró
en la Peña del Escrito dos
muestras de arte parietal.
Posteriormente en 1918,
se descubre lo que se conoce como el abrigo de Selva Pascuala, también el yacimiento de la Fuente de la Selva Pascuala y el
abrigo de Cueva del Bullón.
Fueron los artífices de tales descubrimientos Eduardo Hernández Pacheco, el
dibujante Francisco Benítez Mellado y F. H. Pacheco de la Cuesta.
Bastante más tarde, en
1968, se produce un nuevo descubrimiento de arte parietal.
El maestro de la villa
Amado Ruiz Ferrer, acompañado de algunos alumnos como J. P. Ruiz, C. Esteban,
C. Ramiro, C. Ruiz y J. J. Ramons, que previamente habían formado el equipo
Grupo 278, descubren pinturas investigando dentro del marco del programa
televisivo "Operación Rescate", y descubren cuatro abrigos uno en Castellón de los Machos y tres más en
el Vallejo de Marmalo.
En 1979 y en 1982 se
producen descubrimientos nuevos de arte paleolítico. El furor y el gusto por la
arqueología tiene que ser protegido al extremo, pues nunca debe quedar en manos
de aficionados que, aun muy enamorados de su tierra, pueden, sin querer, claro
está, ocasionar pérdidas irremediables. Como ves el turismo arqueológico está
asegurado y los alumnos de Prehistoria y Arqueología de la facultad tienen una
cita obligada con estos lugares para su estudio y reconocimiento.