Desde Cuensa se
organizan muchas excursiones hacia la Ciudad Encantada y son muchos los
visitantes que motu proprio deciden experimentar esta aventura preciosa. Pero
sería una equivocación ir a la Ciudad Encantada sin detenernos en el Ventano
del Diablo.
Es imposible que al
visitante le pase desapercibido en su trayecto hacia la ciudad encantada
conquense puesto que es inevitable ver en la curva siempre, una gran cantidad
de vehículos en el recinto. Además, hay un acceso más, desde la carretera, un
sendero pequeño de unos 100 m., que está muy bien delimitado para que fácilmente
podamos llegar al mirador.
Ultimamente hay una
forma diferente de disfrutar de estos paisajes, muchos se atreven a su escalada
y rapel por el mirador del Ventano del Diablo. También se puede bajar el Júcar
en kayak, la imaginación y el espíritu de aventura han llevado a aunar el
deporte, la diversión, la adrenalina con el disfrute de la naturaleza,
explorándola en todas las formas posibles.
El recorrido por las
curvas que marca el cauce del río Júcar es increíble y el agua va ofreciendo
tonalidades de colores que son todo un espectáculo para los sentidos. Sin
embargo, todo esto, se convierte en puro hielo en los meses de invierno cuando
la temperatura suele descender severamente.
Es necesario, entonces, extremar
las precauciones porque la carretera con el hielo se hace más peligrosa,
también es verdad que como en cualquier lugar donde haya una carretera helada,
mojada y con vegetación cerca. Llegado el caso habrá que echar mano al racimo
de cadenas que siempre hay que llevar en el coche, el frío nos hará descubrir
cosas nuevas en el paisaje que lo veremos como si de otro lugar se tratase,
nevado, mágico, precioso e imponente.
En Villalba de la
Sierra, que está bien señalizado a unos 3 km. del Ventano del Diablo, podemos
probar cocina típica de la zona, se puede descansar y reponer fuerzas degustando
gachas, caracoles –pobres animales-,o las tradicionales judías con chorizo.