La fortificación de Cuenca data de una época en la que si no nos
defendíamos nos comían por sopa directamente. Primero el invasor muculmán se
quiere hacer fuerte frente al elemento hispano peninsular y éste es el origen
del recinto amurallado de Cuenca. Después la Reconquista y Repoblación
consolidarían el carácter de la ciudad y darían vida a su muralla, ya no tan
defensiva y sí conservadora en sí de una comunidad que iba creciendo y
evolucionando con el tiempo.
Intramuros es la parte más noble, la parte más vil, por villana,
es la extramuros, la que se conoce como arrabales y son poblaciones que
empiezan adhiriéndose a la muralla y que evolucionan al hilo que incrementa la
densidad poblacional y que termina haciendo de Cuena una unidad muy singular
como el visitante podrá apreciar de sobra.
El origen de la muralla es el siglo XII, cuando Cuenca era una
villa no muy extensa pero con mucha solera ya. El espacio geográfico marca
singularmente la evolución poblacional de modo que más que en extensión Cuenca
crece en densidad y se convierte su pueblo en una piña.
Las defensas de Cuenca venían a coincidir en perímetro, más o
menos, con lo que hoy se reconoce como ciudad alta, donde se iría ubicando la
población de más poder social y económico, dejando caer en poderío y raigambre
social, según se desciende geográficamente, al resto de los vecinos de la
ciudad.
Cuenca se erige como ciudad fortaleza y se va a organizar entre el castillo como núcleo defensivo y las puertas del recinto amurallado que es por donde entre y sale la vida de la ciudad, una ciudad ya pacificada que prospera y florece en el XIII, sobre todo en cuanto a industria textil y ganadería, hasta que en el XVI el casco urbano irremisiblemente verá transformaciones, respuesta a las demandas económicas y poblacionales.
Cuenca se erige como ciudad fortaleza y se va a organizar entre el castillo como núcleo defensivo y las puertas del recinto amurallado que es por donde entre y sale la vida de la ciudad, una ciudad ya pacificada que prospera y florece en el XIII, sobre todo en cuanto a industria textil y ganadería, hasta que en el XVI el casco urbano irremisiblemente verá transformaciones, respuesta a las demandas económicas y poblacionales.
Una vez en la ciudad podrás ver claramente todo lo que venimos
refiriendo en estas líneas.