Cambia de aspecto
totalmente según la climatología y se sabe que cuando se estaba construyendo la
ruta aparecieron unos huesos, restos que al parecer no tenían valor
arqueológico, pero que tampoco se supo exactamente a quiénes pertenecían, las
obras se continuaron, como en otros tantos numerosos casos y ya está.
Como
sabemos un hocino es un pequeño espacio o terreno llano entre las quebradas de
las montañas situadas cercanas a un río, pero también se denomina sí a la
pequeña casa de campo que se construye con huerto sobre ese terreno, tal como
la propiedad de Federico Muelas, que fue escritor y poeta conquense, que
destacó por su espiritualidad y amor a Cuenca.
El trazado
de la senda fue de una dificultad especial, algunos tramos se labraron a mano y
el hallazgo de los restos humanos mencionados ocasionó que se pensara en su
interrupción, pero la “Comisión de Patrimonio no estimó oportuno realizar
ninguna actuación y se pudieron rematar las actuaciones, según publicó El día
digital el 27 de Septiembre de 2010.
Incluso hay
estudios de investigación intentando extraer información de las rocas mismas,
de los sonidos que quedan en cautivados en el tiempo mediante procedimientos de
cacofonía.
La
propiedad de Francisco Muelas está dejado de la mano de Dios, prácticamente en
ruinas y la maleza se apodera del lugar, pero es un lugar que transporta a
tiempos pasados y merece la pena conocer, porque todo es patrimonio, junto con
el acueducto que llevaba el agua a Cuenca. Sería cuestión que los responsables
de Patrimonio hicieran algo antes de que se perdiera total e irremediablemente,
porque realmente merece la pena y en este sitio se ha instalado la dejadez y el
vandalismo que ha arrancado piezas y con ellas parte de la historia de este
lugar.