El Convento de las Angélicas es un edificio que está anexo a la Iglesia de San Nicolás de
Bari, data del siglo XVI y hoy día
alberga la Escuela de Oficios. Fue fundado
en 1561por el Comendador Constantino del Castillo y de él destaca la portada, gótica
y con arco de medio punto, con grandes dovelas. Su iglesia sería destruida por
lo que se llamaban “las izquierdas” o “el frente popular” durante Guerra Civil.
El comercio de paños en la ciudad de Cuenca así
como la producción de alfombras reportó a la ciudad las manufacturas de transformación
de lanas con los oficios de alvaderos, tintorerías y de tejedurías produciendo
un incremento poblacional de importancia con el consiguiente auge y
prosperidad.
Sabrás que la población conquense, en el XVI
rondaba los 15.000 habitantes; y, según estudios, las zonas de Huete, Alarcón,
Cañete y Belmonte, superaría los 250.000 habitantes, una cifra estimada sería superior
a los habitantes de la población de la provincia en el año de 2010.
Con todo esto, el incremento poblacional que hace
crecer a la población por abajo, sobre sus bases, lace que la burguesía se vaya
paulatinamente trasladando a la parte más baja de la ciudad; y, mientras tanto,
alta burguesía, nobleza y clero quedaban intramuros, repartiéndose el pueblo
llano por las cercanías de la muralla y extramuros de la ciudad, es decir al
exterior del recinto amurallado, en lo que se denominarían arrabales.
La prosperidad económica se tradujo en un boom de
la época constructivo y de esta época son muchos de los monumentos religisosos,
entre los que se encuentran el Convento de las Angélicas, el mismo Palacio
Episcopal, también los conventos de las Petras y las Bernardas, el monasterio de
Jesuitas, o los colegios de San José y Santa
Catalina.
En la Guerra Civil todos los templos conquenses
fueron profanados y también saqueados, cebándose en las parroquias de El
Salvador y en la de San Esteban, sobre todo, que fueron convertidas en garajes;
mientras que el Convento de San Felipe, el Convento de las Justinianas y de las
Benedictinas y Angélicas, fueron cuarteles de milicias, así como también lo
fueron el Colegio Mayor de Padres Paúles y el Convento de San Pablo. La
excepción fue la Catedral que se respetó su consideración de monumento nacional, no su condición de templo
y por ello no fue destrozada, aunque sí fuese saqueada.