El Ventano del Diablo
es una formación rocosa típica de los caprichos cársticos de la serranía
conquense, que se encuentra a 36 kilómetros al NO de Cuenca capital.
El Ventano del diablo
es trata de una oquedad en la roca sobre la garganta profunda del río Júcar,
presentando un desnivel que supera los 200 metros. Esta formación conforma una
serie de pozos donde se pueden apreciar maravillosos e intensos colores, efecto
que produce el río reflejado en su paso sobre las rocas.
El singular nombre
procede del eco de una leyenda según la cual en este lugar se entretenía el
demonio en arrojar al río a todos los que se acercaran a mirar a por los
ventanales formados en la rocas por la naturaleza, sin duda, un lugar
cautivador por el que necesariamente hay que mirar.
Estamos en los parajes de
las hoces formadas por los ríos Júcar, Huécar y Cuervo, un espectáculo
impresionante.
Si seguimos por la
carretera de la hoz del Júcar, veremos los álamos en las márgenes del río y a
la gente bañándose por allí. Villalba de la Sierra está cerca y por eso veremos
también en el trayecto huertas; y en los
desfiladeros veremos las formaciones de las hoces.
Las vistas del Ventano
del Diablo impresionan cuando se mira desde las márgenes del río, un capricho
de la naturaleza ha consentido la formación de dos enormes ventanales por los
cuales la gente se asoma tal y como de un mirador o de la terraza de su piso se
tratase en un bloque que es pura naturaleza, recuerdo aquel título
cinematográfico: “Una habitación con vistas”; naturaleza evolucionada, en
perfecto estado de conservación, porque aunque se trate de relieves
erosionados, el respeto a los mismos es, precisamente, lo que ha permitido que
podamos hoy contemplarlos y disfrutar como lo hacemos.