El paisaje de la sierra de Cuenca que verá el
visitante se dibuja en pendiente con aristas en los lapiaces. Si presenta
alguna continuidad estarás viendo lapiaces lineales; y si conforman
características ondulantes en la Ciudad Encantada estarás viendo meandros de
lapiaz.
Todavía la naturaleza aquí nos puede sorprender más
porque las fisuras pueden configurarse con una trama cuadrangular y entonces
veremos lo que se llama una mesa de lapiaz, que a nuestra vista se presenta
como una trama de losas perfiladas por las fracturas en las rocas. Pero si las
formaciones lo que hacen es asemejarse a círculos entonces estarás viendo en La
Ciudad Encantada de Cuenca los lapiaces alveolares.
Todo, absolutamente todo ante nuestros ojos, aparece
como sorprendente. Los monumentos no sólo están en la ciudad, hay también que
salir al campo para verlos. La naturaleza misma presenta pasillos, muros,
puentes naturales y pitones repartidos de una forma desordenada por la región.
Caprichos de la naturaleza que a veces nos darán la sensación de estar viendo
ruinas de construcciones, pues sí, lo que estamos viendo es lo que se denomina
“relieve cárstico ruiniforme”, en ciudades encantadas como lo es el Mar de
Piedra de la Ciudad Encantada de Cuenca.
En la Ciudad Encantada aparecen también torcas y sumideros.
Cuando las paredes escarpadas son muy abruptas las formaciones que vemos en La
Ciudad Encantada son, en realidad, torcas; y si por contra son formaciones más
suaves, sin escarpes, el visitante estará ante hoyas, que a la vista se
presentan como pozos anchos y con el fondo más o menos aplanado; y cuando el
agua las inunda se pueden formar en estos lugares lagunas.
La Ciudad
Encantada de Cuenca comparte estas características en sus formaciones especialmente
interesantes con relieves como los que se han encargado de formar los llamados
Callejones de Las Majadas, ambas formaciones están en el Parque Natural de la
Serranía conquense, que se creó por la Ley 5/2007 de la Comunidad Autónoma de
Castilla-La Mancha.