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Los intereses creados

A veces el “compromiso” puede que no sea compromiso sino sentencia, cadena, “a la fuerza ahorcan”, -dice el refrán-, pero hay que pensar realmente quién pone esas cadenas. ¡La sociedad¡, no; ¡la familia¡, no; ¡los sentimientos¡, no. Porque si se cuestiona algo, si algo se está cuestionando es que esto no era muy firme, los sentimientos no son muy firmes; la cadena la cierra con llave el propio sujeto, el propio sujeto es el que se encadena, con lo que tiene y en realidad no quiere, no en plenitud. He oído decir a alguien: el amor pasa, nada es eterno. Eso no es cierto. El AMOR no pasa, pero puede suceder que se termine el amor porque las personas evolucionen en sentidos distintos; las dos personas no tienen por qué pedirle lo mismo a la vida. Y una pareja realmente no es un compañero de juegos, de paseo, de viajes; una pareja es la prolongación de uno mismo; no ir montados en bicicletas distintas, contemplando el paisaje, mirando en paralelo y no en la mis