Las oposiciones son realmente una tortura que somete a los opositores a un estrés que puede afectar considerablemente a su salud. Para empezar no deberían llamarse "oposiciones", de lo que se trata es de probar que se sabe, no está bien plantear esto en términos de rivalidad, se trata de que el sujeto se supere a sí mismo, es consigo mismo contra quien compite, para superarse, para obtener un trabajo fijo. Establecer la cuestión en términos de competencia, de rivalidad entre los distintos profesionales que optan a una plaza es una crueldad, semejante a las crueles peleas de perros o de gallos, que por cierto, están prohibidas y con razón. Las oposiciones no deberían existir, por el simple motivo de que el opositor tiene un título que fue expedido por una universidad, que le faculta para el ejercicio profesional en cuestión. El título universitario es algo que llega tras largos años de esfuerzo, ¿a qué viene pedir que el candidato pruebe de nuevo su competencia?. Otra cosa e