Las oposiciones son realmente una tortura que somete a los opositores a un estrés que puede afectar considerablemente a su salud.
Para empezar no deberían llamarse "oposiciones", de lo que se trata es de probar que se sabe, no está bien plantear esto en términos de rivalidad, se trata de que el sujeto se supere a sí mismo, es consigo mismo contra quien compite, para superarse, para obtener un trabajo fijo. Establecer la cuestión en términos de competencia, de rivalidad entre los distintos profesionales que optan a una plaza es una crueldad, semejante a las crueles peleas de perros o de gallos, que por cierto, están prohibidas y con razón.
Las oposiciones no deberían existir, por el simple motivo de que el opositor tiene un título que fue expedido por una universidad, que le faculta para el ejercicio profesional en cuestión. El título universitario es algo que llega tras largos años de esfuerzo, ¿a qué viene pedir que el candidato pruebe de nuevo su competencia?.
Otra cosa es que, según disponen las propias convocatoria, en sentido amplio, tan amplio a veces, que abren el paso a intrusos profesionales que, "vía examen", se igualan con profesionales de carrera y de gran experiencia en la mayoría de los casos. Es increíble que desde la propia Administración se favorezca el intrusismo profesional.
Muchos son los que no creen en la limpieza de las oposiciones, no vale decir que el tipo test lo trata una máquina cuando hay quien recibe el examen antes de la celebración del mismo. Hay quienes saben las preguntas de antemano y esto es un fraude, además de un robo, para quienes se matricularon en la oposición. Un latrocinio que se comete contra el sector más débil de la sociedad: los parados.
Después está el tipo de examen, que debería seguir el mismo modelo en todas las convocatorias de todos los facultativos, ayudantes, administrativos o cualquier tipo de personal opositor. El tipo test es una buena solución si se salvaguarda excrupulosamente el sigilo pre examen. Pero hay oposiciones que tienen un segundo examen, un tercer examen, una defensa oral y hasta una prueba de idiomas. En el caso de la defensa oral, no es procedente para las profesiones que no tienen desempeño oral, se entiende para los profesores pero..., ¿qué hace un archivero examinándose oralmente si está todo el día callado inmerso en sus documentos?.
Hay cosas que realmente no se entienden. Como no se entienden las pruebas de idioma, sobre todo del de moda: el inglés. España no es una provincia de Inglaterra, de idiomas deben examinarse los facultativos de filología, pero los demás lo único que deben hacer es probar que son aptos para el ejercicio de su profesión y, -como se dijo más arriba-, eso ya lo prueban en la facultad correspondiente, la misma que les expide el título que, según este sistema, viene a ningunearse de una forma indecente.
Al parecer el gobierno se está dando cuenta de que las oposiciones, tal y como están planteadas, son un verdadero e inutil tormento.
Explica Carles Ramió, catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Pompeu Fabra, que es uno de los elegidos por el ministerio para formar parte de la comisión de expertos en relación al tema, que:
- “Hay que cambiar de forma radical el sistema, tanto para que sea más atractivo para los potenciales candidatos y no haya tantos costes como para tener perfiles más adecuados”,
- “Los psicólogos de la organización dicen que los principales predictores son la inteligencia y la personalidad y que existen buenos sistemas para medirlos. Se puede crear un sistema muy fluido, meritocrático, sin clientelismo y atractivo para los potenciales candidatos”.
Realmente, si hay que opositar para probar que se sabe y que se es competente en un determinado trabajo, debería reconocerse la experiencia, no a posteriori sino a priori, deberían estar exentos de opositar quienes puedan probar con su experiencia su aptitud para el puesto. ¿Qué tiene que probar una persona que ha dedicado toda su vida a su profesión y que, por H o por B, se encuentra en situación de desempleo?. Nada. Realmente no tiene que probar nada porque su trabajo habla por ella. ¿Entonces, por qué tiene que opositar?. No será que este sistema le viene bien a la Administración porque en cada convocatoria se embolsa un buen "pico"... Indecente de todas, todas.
Miguel Sánchez Morón, es catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Alcalá y lleva años reclamando una reforma del sistema. Dice Sánchez Morón:
“El sistema de oposiciones español, que básicamente es el mismo desde hace más de un siglo, pone demasiado el acento en las pruebas de exposición oral o escrita de unos temas incluidos en un baremo más o menos amplio, por lo que exige sobre todo un esfuerzo memorístico. Por ello, no valora otras competencias o habilidades de los candidatos, como la capacidad de enfrentarse a problemas y resolver supuestos prácticos, la de trabajar en grupo o el compromiso con el servicio”.
Y después, está la defensa ante un tribunal del examen que previamente ha sido redactado por escrito. Ante un tribunal. Que no te conoce de nada, "o sí..."; por más tribunal que sea, el tribunal lo componen personas, sujetas a la imperfección, sujetas a sus debilidades y pasiones, poner objetivamente los conocimientos y el saber hacer de alguien, el futuro de alguien, en manos de varias personas que van a emitir un voto personal y después colegiado, que va a decidir el futuro de una persona, realmente, no es todo lo objetivo que se hubiera de desear. De esta forma un examen puede ser maravilloso, gustarle al tribunal, felicitarte la mayoría del tribunal, pero después quedarte sin plaza.
Quedarse sin plaza, esa es otra. Con la neccesidad, por ejemplo, que hay de archiveros, de gestores de la cultura en sus distintas facetas, ¿cómo se distrae el dinero que el Gobierno debe emplear en Cultura para espectáculos, y peor aún, para espectáculos presididos por la tortura a seres completamente inocentes?. Dicen algunos: el toro nace para eso... NO, DE ESO NADA. Y tú ¿naciste para opositar?, ¿naciste acaso para hacerle la puñeta a los opositores?. NO, NADA DE ESO. Nadie nace para sufrir y menos para que un grupo del sádicos se diviertan con el sufrimiento de un ser completamente inocente.
Hay que invertir en cultura, hay que ofrecer plazas, que hace falta trabajo y trabajadores que lo realicen, no hay que atesorar el dinero sin dotar plazas y derrocharlo después en cosas que no son cultura, sino a veces espectáculo, muchas veces sadismo.
Al respecto interesa ver este artículo de El COnfidencial: Las oposiciones que se sacan sin memorizar nada y con sueldos a partir de 4.000 euros.
La UE debe servir de modelo, la Unión Europea nació con un sistema, similar al francés, de la Escuela Nacional de Administración, L´École Nationale d’Administration. Percatados de que no funcionaba el sistema que se tenía, introdujeron tests de inteligencia y tests de personalidad, herramientas que deberían determinar quién accede a la función pública. Este sistema debería ser pre universitario, porque así, determinados malos profesionales no tendrían opción a ser profesionales del sector en el que no dan la talla y quizás fuesen en otro campo verdaderas eminencias.
Seleccionar es lo más difícil, incluso los sistemas más sofisticados tienen una fiabilidad del 70% - 80%, aunque hay sistemas refinados, según advierte Ramió.
El tema clave a tratar sería la memorización: la piedra angular del sistema de oposiciones.
Charles De Gaulle democratiza el acceso a la función pública, precisamente con L´ École Nationale d’Administration, por esta institución pasan personalidades como Jacques Chirac, François Hollande, etc., se inauguraba de esta forma un linaje que se extendería hasta nuestros días.
Los enarcas vienen a ser conocidos por su capacidad de recitar de memoria las estadísticas y datos del Estado, siendo ésta una visión que cruza los Pirineos y con la que ahora Iceta dice querer acabar. “La oposición memorística tiene dos problemas”. A nadie le seduce, por ser un contrasentido auténtico, que una vez cursado estudios superiores y habiendo obtenido el correspondiente título de facultativo en la disciplina que sea, tener que dedicar después años a memorizar temas para probar su aptitud en unas oposiciones. Es ilógico porque la aptitud ya fue probada en la facultad y la prueba es el título que se expidió a los universitarios.
Se desprecia el mérito y la capacidad y estamos en pleno siglo XXI donde hay que evolucionar, no involucionar, llegado a un punto, si no se mejora se involuciona y eso es lo que está pasando con el sistema de oposiciones en España.
El lector se preguntará que entonces cómo ha de ser el sistema de oposiciones. Ante todo las oposiciones no deberían existir por las razones antes mencionadas, pero..., ya que existen, deberíamos tener mejores y más honestas herramientas, que vendrían a ser tests bien elaborados que reflejen conocimientos y aptitudes, valorando habilidades, inclusopara "medir", si es que se puede medir mediante tests, que todo es muy relativo, la personalidad del individuo en cuestión, la capacidad de un sujeto para un determinado trabajo o profesión; que se pueda ver cómo esa persona trabajaría, individualmente y en equipo, el equipo no funciona si no hay un trabajo previo individual para después tener que aportar al entorno colaborativo; valorar también las ideas del sujeto, su capacidad de innovación para servir a la sociedad.
El modelo anglosajón favorece las habilidades, frente al modelo continental. En UK las oposiciones se vinculan a elementos prácticos y a habilidades, el sujeto puede llegar a formar parte del Gobierno sin haber tenido que memorizar nada.
La Oficina Europea de Selección de Personal, la EPSO, empieza en 2003 a funcionar y profesionaliza la organización de las oposiciones, mejor dicho, de los procesos selectivos. Se pasa del sistema de exámenes de conocimientos al sistema que se basa en simulaciones del trabajo cotidiano que deberá realizar el sujeto. Esto permite apreciar las competencias en general del individuo. Supuestamente es este el sistema que se pretende para España, objeto de la futura reforma.
A tener en cuenta:
- Ley de Función Pública valenciana, parece ser un ejemplo, fue aprobada a fines de marzo y encargaría la organización de los procesos selectivos del futuro personal de la Generalitat a la Escuela Valenciana de Función Pública.
- Pero Función pública no funciona en España en todas partes igual.
- De hecho, a nivel europeo, lo que funciona en un sitio no tiene por qué funcionar en otro porque el carácter de las personas tiene mucho que ver en cómo se desenvuelven en este tema. Al respecto, sabemos que Alemania contrata personal por medio de una prueba, pasando unos años de interinos el personal y, en función del rendimiento demostrado, un tribunal evaluador ve si tiene sentido que se queden o no. Este sistema funciona en Alemania porque el personal fijo previamente ha sido probado, pero quizás en España no funcionase igual de bien porque quizás costaría más prescindir de personas con las que hemos trabajado. O sí, porque de hecho, el sistema de contratación para proyectos viene a contratar a trabajadores de seis en seis meses dándoles cierta estabilidad por esa continuidad, pero al llegar a los tres años, la Administración prefiere no hacer fijos a los trabajadores y les rescinde el contrato, caso del Proyecto de Informatización del Archivo General de Indias, caso también de los contratos que se hacen mediante adjudicación a empresas con una fecha de cierre segura y un objetivo fijo a cumplir...
Otra alternativa a barajar es la organización de postgrados donde se formen durante un año a un determinado grupo preseleccionado. Esto sería sería positivo para la Administraciones Públicas y para la empresa privada. Pero generalmente lo que se hace es preseleccionar a un colectivo, formarles y una vez terminado el ciclo formativo, los estudiantes quedan a su suerte para encontrar o no trabajo. Es el sistema que se seguía en los Cursos de Archiveros de la Junta de Andalucía, por ejemplo; o en los cursos de Formador Ocupacional que imparte la Junta, el SAE, con cargo a Fondos Europeos, etc.
El tema mercantilista, a la hora de preparar a las personas para su futuro, un futuro en el que van a estar sirviendo a la sociedad, al Estado, debe quedar al margen. Debe primar el bien del ciudadano, la Administración debe, tras la formación, proporcionar empleo a los individuos.
La Administración pública española contrata lentamente, cuando contrata, no invierte seriamente en caputal humano, si lo hiciera el país estaría en una posición mucho mejor de la que está. Solo hay que gestionar bien y no derrochar indebidamente, aplicar las partidas exactamente para lo que son, lo de Cultura para Cultura y no para espectáculos, que bajo el "paraguas cultural" muchos "listos" quieren refugiarse, en detrimento de los verdaderos profesionales de la cultura: archiveros, historiadores, paleógrafos, filólogos, bibliotecónomos, museólogos, documentalistas, gestores culturales, empresas del sector cultural aplicadas a turismo, etc.
Existe otra cuestión y es que NO TODO EL MUNDO PUEDE OPOSITAR. Resulta que la gente tiene que comer y sin trabajo no hay dinero, con todo lo que eso conlleva. PERO TAMPOCO HAY TRABAJO. Hay personas que no pueden hacer su vida independientemente de la de la familia paterna y esto es así hasta muy avanzada edad. Hay que tener cierto poder adquisitivo para estudiar oposiciones. Es inversión en tiempo, dinero, vida. Unas oposiciones, dependiendo de qué administración sea, son gratis para colectivos desfavorecidos como los parados, pero otras, como las de la Junta de Andalucía, no. Te tienes que matricular y tienes que pagar derechos de examen.
No todos pueden soportar el costo económico, inversión en vida, la lentitud de los procesos, la sin razón de unos examennes en los que se cargan las tintas sobre la memorización, sobre temas de derechos que no tienen nada que ver con el ejercicio de la profesión y, llegado el caso, la legislación está ahí para consultarla... No todo el mundo puede permitirse invertir varios años de su vida para después aprobar o no aprobar la oposición, que no depende de si sabes o no...
Estamos ante un crimen social gravísimo que es el ostracismo en el que la Administración del Estado tiene a un colectivo muy valioso de especialistas per secula seculorum PARADOS, ostracismo puro y duro, con el beneficio que esas personas podrían aportad a la sociedad, si las dejaran. Es un despilfarro en capital humano, en talento, en experiencia, en cualificación, en todo. Y por contra, ves en puestos principales a personas que no hacen la "o" con un canuto. DEPLORABLE. Un verdadero crimen social que se hace desde las instituciones del Estado.
MISIÓN
Nadie habla aquí de suicidio. NADIE. Pero habría que investigar en estadísticas y a puerta fría cada uno de los casos de suicidio que se producen, una persona sin perspectivas de vida, para qué quiere la vida. No es que esté demenciada, la Administración le ha puesto soga al cuello y aprieta cada vez más y más y más, hasta que el individuo no puede más. Por qué la Administración del Estado no se humaniza, aunque sea un poco. Una persona no puede estar con una cualificación excepcional, doctorado cum laude, varios títulos universitarios..... en paro durante más de seis años. Si no tuviera familia, ¿qué sería de esa persona?. ¿POR QUE LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO NO ES MÁS HUMANA?. En algunas casas entran varios sueldos, que no hacen falta y en otras nada de nada, eso no puede ser. Antes los indigentes eran personas al margen de la sociedad quizás por desidia más que nada, en la mayoría de los casos, recordemos aquella controvertida Ley de vagos y maleantes, ahora los sin techo son universitarios.
Muchos nos preguntamos, para qué se abre la puerta de la Universidad a las personas, ¿para engañarlas?, sabiendo que en la vida real, en el mundo laboral, no van a encontrar sitio. ¿Por qué el Estado no da trabajo a cada universitario sobradamente cualificado?, ¿es que solo se pretendía que el ciudadano pagase la matrícula, tasas del título etc, etc, etc?.