Ocultar explosivos a partir de ahora, con las nuevas tecnologías, les va a ser mucho más complicado a terroristas y otros criminales debido a un nuevo tipo de sensores de bajo coste que han desarrollado un equipo de científicos del Georgia Tech Research Institute. Son tanto o más sensibles que otros sensores mucho más caros y tienen la singularidad de poder fabricarse casi en cualquier sitio pues se basan en una tinta imprimible. La tinta está constituida por nanopartículas de plata en emulsión, que han sufrido un proceso de sonificación con ultrasonidos que termina formando nanotubos, después estos nanotubos son recubiertos con un polímero conductivo que atrae el amoniaco y permite detectar las trazas que hay en los explosivos en cantidades ínfimas, tan pequeñas como 5ppm. Con diferentes recubrimientos pueden detectar también distintos tipos de gases. El procedimiento es muy barato y requiere muy poca energía. Puede aplicarse a cualquier superficie prácticamente y los