A
veces el “compromiso” puede que no sea compromiso sino sentencia,
cadena, “a la fuerza ahorcan”, -dice el refrán-, pero hay que pensar
realmente quién pone esas cadenas. ¡La sociedad¡, no; ¡la familia¡, no;
¡los sentimientos¡, no. Porque si se cuestiona algo, si algo se está
cuestionando es que esto no era muy firme, los sentimientos no son muy
firmes; la cadena la cierra con llave el propio sujeto, el propio
sujeto es el que se encadena, con lo que tiene y en realidad no quiere,
no en plenitud. He oído decir a alguien: el amor pasa, nada es eterno.
Eso no es cierto. El AMOR no pasa, pero puede suceder que se termine
el amor porque las personas evolucionen en sentidos distintos; las dos
personas no tienen por qué pedirle lo mismo a la vida. Y una pareja
realmente no es un compañero de juegos, de paseo, de viajes; una pareja
es la prolongación de uno mismo; no ir montados en bicicletas
distintas, contemplando el paisaje, mirando en paralelo y no en la
misma dirección.
La
vida es realmente un camino de perfección que hay que andarlo de
principio a “fin”, pero el medio de transporte es distintos, no todos
pueden utilizar como transporte el avión, otros prefieren el tren y
otros el coche, la moto o la bicicleta; para llegar a un mismo punto
los métodos son diversos y pueden incluso llegar a ser dispares, así
que una pareja no está exenta de este problema, No hay que olvidar que
un individuo es soberano de sí y que nada ni nadie puede poseerlo,
aunque estuviera encadenado, aunque fuese esclavizado, el individuo es
libre de pensamiento. Pero incluso puede suceder que al individuo se le
suprima la libertad de pensamiento.
Existe
un deporte que se practica con demasiada frecuencia; el chantaje
emocional. Así se ponen trampas que atan moralmente a la gente: “no me quieres porque no me das hijos”, “la culpa es tuya”, “no me das hijos”, “no sirves”, “no me satisfaces”, “me dejas a medias”. Todo un lenguaje cruel que se cobra su canon a la postre.
Todo
se paga en este mundo y en el otro. La energía tanto positiva como
negativa tiene efecto boomerang, así que la negatividad revierte al que
la lanza y un maltrato psicológico tal puede devenir en abandono,
pérdida de confianza de la víctima que haga que el acosador se sienta
mal porque la víctima no tiene ni ganas ni fuerzas para “cumplir” con
el compromiso como en principio hubiera deseado. Y se rompe la pareja.
En el mejor de los casos; en el peor, sobrevive erigiéndose en el mayor
y más asqueroso fraude que se pueda imaginar, porque quien juega con
sentimientos a veces tendrá ocasión de verse reducido a cenizas puras.