La dependencia física no podemos decir que haya sido superada a los dos días de haber dejado de fumar, puesto que el fumador sigue sintiendo deseos de encender un cigarrillo, insomnio y ansiedad; a los dos días la nicotina ha desaparecido del cuerpo; no queda rastro de la sustancia, pero ahí es cuando se complica.
Al parecer el tercer día es el peor cuando el síndrome de abstinencia se nota con más fuerza, porque el cuerpo está limpio, pero pide nicotina, aunque no se puede estandarizar porque cada persona es única. El tabaco, aunque permitido, es una droga dura. El ser humano es contradictorio y le gusta engañarse a sí mismo, se da excusas para seguir fumando o recaer cuando ‘arecía que se iba saliendo ya de esa tremenda adicción. Aunque sea duro, sería recomendable que los fumadores supieran cómo muere un fumador. Porque no se hacen una idea. Habría que hacer un tratamiento televisivo de choque, como en el caso de los accidentes de tráfico para que se concienciara la población fumadora de lo que se pierde, en salud, en vidas y en dinero, privado y público porque los tratamientos que subvenciona el Estado son con dinero público. Parece horroroso que no haya para invertir en crear empleo y sí para pagar a los fumadores tratamientos desintoxicantes. ¡¡Es un verdadero horror!! . Que haya medicinas que no las pase la Seguridad Social y después tenga dinero para derrochar tirándolo en estas cuestiones, no tiene nombre.