A veces se buscan explicaciones a temas sociales, a temas personales, a temas políticos, etc., y realmente la explicación está en una visión de las cosas que no es correcta.
Hay gente que se deja llevar por infinitas cosas ajenas a su ser, se dejan llevar por acontecimientos, por el qué dirán, …, por la prisa, por sus problemas, por los de su cónyuge…, ¡qué fuerte!. Carecen de vida interior, y si por casualidad asomase ésta por alguna parte, la ahogarían antes de que tomara
posiciones, porque no se lo pueden permitir, de permitírselo estarían admitiendo su ritmo contra sí, tan tenaz como el martinete en la fragua. Han perdido su centro, y no se centran porque no tienen voluntad, ya puedan ser premios nóveles.
Qué diferencia con la actitud de Einstein cuando le dieron la noticia de la concesión del premio Nobel, sólo replicó al requiebro de su secretaria: “ya lo sabía, déjeme trabajar”. No era prepotencia ni despreocupación, su voluntad lo había llevado hasta allí y, encima, lo habían reconocido.
Los movimientos personales no tienen que venir de fuera sino de dentro. Distinto es que algo externo motive y toda la lana negra que algunos han llegado a albergar en sus cerebros, les pueda indicar otra cosa; entonces la persona se niega igualmente a sí misma. Toda esa lana negra no es sino el producto de concepciones trasnochadas, de frustraciones parentales heredadas, de complejos conyugales adheridos, educación, religión, de cobardía que como en el tronco de los árboles puede leerse su edad en su corte, pues se ha ido acumulando a lo largo del tiempo y ha criado hasta corcha.
Para esto sirve la voluntad, para caminar por nuestro propio sendero, para hacer lo que tengamos que hacer con pasos firmes, unos detrás de los otros, sin pausa, sin prisa, con tesón, afrontando las cosas y construyendo, sin traicionar a la verdad sino buscándola. Buscando soluciones, planificando y
cumpliendo plazos; siendo consecuentes con nosotros mismos, sólo así estaremos tranquilos de haber hecho lo debido. Puede suceder que cuando alguien actúa así, cuando actualiza la voluntad, puede ser que otro se vea perjudicado, porque los intereses de uno puede que no vayan exactamente con los de otro; entonces a la voluntad debe unirse el respeto para seguir caminando en paz.