...Nos enfrentaremos a ...
1.-A la histeria y al estrés. Hay que estar centrados, concedernos nuestro tiempo para hacer nuestras cosas, las prisas nuestras y las que nos impongan, a la papelera directamente. Recordemos aquello de que: “Vísteme despacio que tengo prisa”. Si la persona se aturrulla disminuye su capacidad sensorial, y hay que estar en forma perfecta para dar lo mejor de sí. Concedernos nuestro tiempo no es perder el tiempo. Eato hará que gravitemos sobre nuestro propio centro, que nos encontremos a nosotros mismos, que no nos perdamos y que para otros seamos ese asidero amable y considerado que tan
necesario es en el día a día, en cualquier aspecto de la vida, personal o social.
2.- A la inactividad física cotidiana que oxida los huesos, recordar el “men sana in corpore sano”, no tenemos que batir marcas, pero sí podemos acondicionar el concepto ejercicio a nuestro ser y con ello ir haciéndonos amigos del deporte que aportará energía a nuestra vida, la energía que tengamos la podremos transmitir, incluso sin querer, y de nuevo revertirá a nosotros con renovado vigor.
3.-A los líos de actividades. Si no se marcan prioridades, querremos hacerlo todo a la vez y eso, sencillamente es imposible, pero como el tiempo no sobra, lo mejor será que prioricemos, pues quizá terminemos una tarea irrelevante en primer lugar y la más importante de todas pueda quedar inacabada por falta de timpo. Si se quiere triunfar hay que priorizar.
4.-A la adicción al trabajo. No por mucho madrugar amanece más temprano. El exceso de trabajo nadie lo va a agradecer, hay que tener tiempo para sí y hay que saborear lo que hagamos. A veces por hacer mucho puede que la calidad pueda verse afectada. Más vale estar en que lo bueno si breve, dos veces bueno.