Deseo, objetivo, proyecto, voluntad, tesón y valentía, parecen conceptos que van en línea. Conexos. De tal forma que si se afecta uno de ellos, se cae la red. El miedo no tiene nada que ver con ellos. La
felicidad tampoco, no que hay personas que tienen la felicidad plena delante de sí y se enfangan en la rutina y el tedio por aquello que de que “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, …pues no es así ¡¡; ese refrán siempre me ha dado un poco de pánico. …Y es para dar miedo…
Hay que tener miedo de tener miedo, no de tener la felicidad tan cerca que la tocas con la mano y dejar que siga su paso tan victoriosa como la de Samotracia, aquella preciosa y clásica victoria alada que rompía los mares a la proa de un barco. Y … a la que, por cierto, el tiempo le ha cortado la cabeza.
Hay hombres que tienen miedo a la felicidad, tanto es así que su permanencia en otra parte es garantía de infelicidad, de inercia, de hastío, de desamor, de conflictos…, porque los conflictos los llevan puestos y están tan integrados en el equipaje de ese viajero que o tiran la maleta al río o siempre serán dos: un hombre a una maleta pegado…; …y equivocan su camino…, andan de puntillas, no por no romper el hechizo que decía Serrat en su canción, sino por miedo a ser descubiertos, …en algo…, en lo que sea…
“…La vida hay que andarla de puntillas, por no romper el hechizo, de vez
en cuando la vida, toma conmigo café, y está tan bonita que da gusto verla, se
suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena… de vez en cuando la vida
nos besa en la boca y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo
sentados, sobre una calabaza”.
Hay gente que tiene miedo a la verdad, miedo incluso a las palabras, miedo a responderse y no engañarse, porque de enfrentarse cara a cara con la verdad, tendrían que dar un giro al rumbo de su vida, de su existencia toda, por dentro y por fuera. PERO ALCANZARÍAN LA FELICIDAD…!!. Eso no es más que miedo a sí mismos. Pero…Hay que tener tesón y voluntad. Hay que llegar hasta
el final.