Es inutil que digan que el castellano no sea lengua vehicular en cualquier parte del Estado español, cuando es la lengua obligatoria y constitucional de España.
La ley Celaá o Lomloe o reforma educativa, garantiza que los alumnos de las distintas comunidades autónomas con lengua cooficial adquieran, «por igual», competencias del castellano y de la lengua reconocida como cooficial en cada sitio.
Quitan el término «lengua vehicular» para el español, para el castellano, en la enseñanza. Otro error más.
Esto es lo que se va a votar en definitica en la Ponencia - grupo de trabajo sobre la Lomloe de la Comisión de Educación del Congreso. Enmienda transaccional de los grupos PSOE, Unidas Podemos y ERC, que da un pasito más hacia su pretendida independencia. No se puede desligar el término vehicular en la enseñanza para el castellano.
Luz Martínez Seijo, portavoz de Educación socialista en el Congreso, argumenta que «la lengua vehicular no es un término que aparezca en la Constitución», no aparecerá con ese término pero el concepto está inherentemente implícito.
Recalca a la agencia Efe que se va a ser tan «garantista» en la enmienda a votar que en su punto uno se vuelve al marco Constitucional y a los estatutos de autonomía, es decir, a los derechos recogidos en la Carta Magna. Estaría bueno, no hacerlo sería patear nuestra Constitución.
Dice que lo que se busca es asegurar «el derecho a estudiar y a aprender ambas lenguas por igual» cosa que ya se hace, aunque no en todas partes se respeta con la misma integridad el castellano, lengua oficial del Estado español.
Dice que la ley Celaá garantiza que todos los alumnos adquieran ambas competencias lingüísticas, razón por lo cual esta ley está demás, pues en este sentido no viene a aportar nada nuevo ni a mejorar nada, al contrario.
Explica que en el «caso hipotético» en que se detectase que alguna de las dos lenguas está desequilibrada se establecerán «medidas compensatorias» para equilibrar y garantizar el derecho. Esto no pasaría si a las lenguas regionaleso autonómicas se las siguiese denominando dialectos, que en realidad es lo que son, hijas de una misma madre: el castellano. Algunas de ellas ni siquiera eran usadas por el pueblo, que tuvo que aprender en las ikastolas o en las escuelas gallegas o catalanas la lengua popular y/o ancestral que se practicaba en el medievo y quedó en reductos poblacionales y que no evolucionó al igual que en el resto del territorio nacional. Eso de que hay literatura es más que elástico, en andaluz también hay literatura y toda la documentación de archivo que se quiera y se la sigue considerando dialecto, no lengua cooficial, sino una variante en pronunciación del castellano.
Dicho esto, está claro que perder el tiempo en España no la va a sacar en la crisis en la que está inmersa.