La resolución del problema crítico que supone el cambio climático producido por los excesos del hombre tiene una versión alimentaria que, sin duda, puede ser interesante abordar.
De todas formas la Tierra evoluciona, lo hace, lo ha hecho incluso antes de que el hombre como tal lo conocemos apareciera sobre el planeta y lo hará, incluso si nosotros desaparecemos del planeta. El planeta Tierra está vivo y evoluciona, tal como les pasa a los seres vivos.
Para resolver la crisis climática hay que modificar la forma que tenemos de alimentarnos. Esto es tan importante como saber que las emisiones del global sistema alimentario que tiene el humano, por sí solas, serían capaces de elevar las temperaturas del planeta en más de 1,5 ° C , incluso si se detuvieran de inmediato las emisiones de combustibles fósiles.
Es lo que confirma una nueva investigación a nivel internacional llevada a cabo por un equipo que lidera la Universidad de Oxford. Sobre la misma se publicó en noviembre de 2020 en la revista Science un artículo que revela que si bien es básica la reducción del uso de combustible fósil para cumplir los objetivos climáticos a nivel global, los objetivos serían inalcanzables a menos que el sistema alimentario global se transforme igualmente.
La investigación muestra
- que lo que comemos
- cuánto comemos
- cuánto se desperdicia
- y cómo se producen los alimentos
- deberá cambiar drásticamente antes de 2050 para lograr el objetivo fijado en ese año del Acuerdo Climático de París, es decir, limitar el incremento de la temperatura global a 1,5 ° C - 2 ° C por encima de los niveles preindustriales.
La investigación revela que
- si continúan las tendencias actuales, las emisiones alimentariss superarían el 1,5 ° C en30-45 a ños
- y podrían superar los 2 ° C dentro de 90 años
- incluso si se detuvieran todas las demás fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero de forma inmediata.
La investigación evaluó las proyecciones de emisiones usando la métrica GWP * que ha sido desarrollada recientemente en la Oxford Martin School.
Esta nueva métrica permite realizar informes más precisos del papel que los diferentes gases de efecto invernadero tienen en los cambios de temperatura a nivel global, lo que reflejaría la diferencia entre el dióxido de carbono, de larga duración y el gas metano, de corta duración, producido en
- el cultivo del arroz
- y en rumiantes de granja como ganado bovino.
El autor principal del mencionado artículo es el Dr. Michael Clark, de la Oxford Martin School y el Departamento de Salud de la Población de Nuffield, Universidad de Oxford. Según dice:
"La buena noticia es que existen muchas formas factibles de reducir rápidamente las emisiones de alimentos si se toman medidas rápidamente. Estos incluyen tanto aumentar el rendimiento de los cultivos como reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, pero lo más importante es que las personas cambien hacia dietas predominantemente basadas en plantas ".
La investigación sentencia de forma definitiva que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero procedente de los sistemas alimentarios necesita
- una acción coordinada en todos los sectores
- y entre los gobiernos nacionales.
Los cambios que reducirían las emisiones igualmente tendrían beneficios adicionales como
- reducir la contaminación
- y la escasez del agua
- aumentar la biodiversidad
- reducir la tasa de problemas de salud relacionados con la dieta
- reducir la obesidad, la diabetes y enfermedades cardíacas.