Herrera en su monólogo en Herrera en COPE, responde a los saboteadores del Zendal, lanza un mensaje y desvela quién puede estar detrás: "Hay que ser muy canalla". Es una de las frases de su monólogo en el programa.
El Hospital Isabel Zendal es un hospital público, por lo que si se sabotea nos están saboteando a todos los españoles, especialmente a los madrileños, claro está.
Mientras tanto, ya los responsables del Hospital Isabel Zendal y los responsables de la Comunidad de Madrid están ultimando los detalles para la denuncia por el material sanitario desparecido y por los sabotajes sufridos. A la denuncia acompaña inventario de los objetos sustraídos.
Fernando Prados, coordinador del hospital, califica estos hechos como “extraordinarios, provocados y con el fin de generar algún daño”. Entre el material distraído por los cacos saboteadores hay laringoscopios y piezas de los ventiladores. “También desaparecieron un buen día casi todas las existencias en repuesto de unas determinadas pastillas. Eso al margen de sabotajes como taponar las tazas de los servicios en los vestuarios con empapadores de las camas”.
A Herrera, como a todo el que tenga un mínimo de vergüenza, esto les parece de "Canallas", con mayúscula.
El mensaje de Herrera a estos indivíduos es:
"Bueno, la Comunidad de Madrid y la dirección del Hospital Isabel Zendal han dado cuenta de los sabotajes que sufre ese hospital desde hace tres semanas: cables rotos, desaparición de material sanitario, interruptores dañados y desperfectos, un hospital que alberga a más de 500 pacientes, 24 en UCI. Claro, ¿quiénes son los creadores de esos sabotajes? Les recuerdo que el centro vive una lamentable campaña de hostigamiento, un sinsentido sin precedentes, errores que pueda tener o que deje de tener.
La campaña de quienes analizan hasta la temperatura de los guisantes procede de los mismos ámbitos que hacen la vista gorda con los verdaderos problemas sanitarios de la gestión del Gobierno. Les parece muy grave que la cafetera no tiene capuccino pero no que se oculte a los 35 muertos de la pandemia. No cabe mayor degenerción ni podredumbre moral, profesional, que algunos individuos se dediquen a sabotear el Zendal, es decir, empleados tal vez. Pues eso es lo que tiene que investigar la dirección del centro porque hay que ser muy canalla para robar piezas de material con los que se atiende a enfermos. Siempre habrá una izquierda que les comprenderá y cualquier cretino con bata blanca puede aparecer en televisión soplando pestes del Zendal después de que algún colega haya hecho algún trabajo sucio, pero es absolutamente indignante".
Todo parece obedecer, como todo acoso, a la envidia de quienes les ha parecido la creación del Zendal tan buena idea que se retuercen de dolor porque no se les ocurrió a ellos antes.
Como dice el refrán, "a todo cerdo le llega su San Martín", ya caerán en manos de la justicia y si esto no fuera así, hay que decir que la otra Justicia, la de verdad, SÍ QUE EXISTE, la VIDA se cobra sus precios por lo que cada humano hace en su trayectoria de vida.
El acoso no es más que envidia, el acosador en realidad es un admirador de su víctima que, como no puede ser como ella, ni tener lo que ella tiene o eso cree en su bajísima autoestima, se dedica a darle tormento buscando con el fin real de aniquilarla. Tal es la pobreza mental, intelectual y humana de semejantes seres.
El socialcomunismo ha criticado por artiva y por pasi va el tremendo logro del PP con la creación y puesta en marcha del Hospital Isabel Zendal, pero eso es porque lo ha creado la derecha, lleva el nombre de una mujer y al frente de todo ha estado una mujer, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso.
Los acosadores, cuando no tienen algo que admiran en otro, no se dedican a aplicarse para conseguir algo igual o parecido, no, se dedican a intentar que eso que ellos admiran en propiedad de su víctima termine o en sus manos o dejando de existir junto con su víctima. Esto es el principio del acoso y la explicación de un problema que se da en todos los ámbitos de la vida.