La comisión de investigación para esclarecer y como muchos quieren, culpabilizar, a Don Juan Carlos por las comisiones recibidas de los árabes en su intermediación en el proyecto AVE, según los letrados del Congreso «no procede» ya que sus actuaciones estubieron y están protegidas por la inviolabilidad que disfruta el monarca, antes y después de su abdicación en Felipe VI, esto es así porque estos actos ocurren en su etapa de Jefe de Estado.
La Mesa de la Cámara no admitirá a trámite las solicitudes de investigación realizadas por Unidas Podemos, los independentistas, los nacionalistas y Más País, partidos antisistema y anticonstitucionalistas que no se entiende cómo están legalmente constituidos.
Los letrados argumentan precisan que estas «las prerrogativas de inviolabilidad y no sujeción a responsabilidad, están presentes en el artículo 56.3 de la Constitución y abarcan la totalidad del periodo en que se ejerce por parte del monarca, la Jefatura del Estado.
Ahora, la decisión corresponde a la Mesa del Congreso bajo la presidencia de Meritxell Batet.
La Mesa ha de examinar el informe de los letrados y las propuestas de creación de comisiones de investigación.
Estamos ante otro intento de las izquierdas para desgastar a la Monarquía.
Se trata de investigar supuestas comisiones pagadas por Arabia Saudí en agradecimiento por el contrato del AVE a La Meca, en realidad se pretende de buscar algo que les sirva para derrivar la figura del monarca y de la monarquía, acabando con este sistema de gobierno que es inherente a España desde sus orígenes. Cada vez que se hizo un ensayo de sistema de gobierno republicano éste fracasó.
La condición de aforado de Don Juan Carlos lo pone a salvo, pero en realidad no se entiende el dolo en sus actuaciones. Don Juan Carlos actúa de embajador con los árabes y les aporta un proyecto, realizado por empresas españolas, que hará recorrer en AVE el mismo desierto, para los musulmanes esto es un progreso sin precedentes, para los españoles muchos puestos de trabajo y considerables ganancias por la ejecución del proyecto. Todo intermediario y en esto Don Juan Carlos actúa como un intermediario, como un corredor, lleva sus comisiones porque ese es su trabajo por intermediar. Si Don Juan Carlos percibía una asignación de España por su condición de rey, no obsta para que los árabes, agradecidos, le entreguen la comisión que se considere adecuada. Hasta aquí la lógica es lo que debe funcionar. Si D. Juan Carlos guarda este dinero en un banco o en su bolsillo eso ya a nadie le importa porque es dinero producto de su trabajo, a considerar como un regalo realizado por servicios prestados a los mandatarios árabes, que estos pagan. Como el dinero es suyo se entiende que pueda hacer lo que le de la gana con el mismo, lo puede poner en bancos españoles, extranjeros o en su faltriquera si quiere, que no hay delito en ello. Basta ya de marear la perdiz para intentar derrocar a la monarquía en vez de dar soluciones reales a problemas de magnitudes extraordinarias como son el paro y la afectación de la pandemia en España. Tampoco se entiende la profilaxis que emplea Felipe VI con su padre, actuando de esa forma, renunciando a su herencia y retirándole asignación, no hace más que poner en tela de juicio las actuaciones de su padre, que es rey de España, aunque jubilado y con problemas varios de salud.
Los letrados en su informe advierten que «cabe entender que pretender una investigación sobre las mismas vendría a vaciar de contenido las prerrogativas constitucionales del Jefe del Estado, que despliegan sus efectos de forma permanente».
Se ve claro cuál es el objetivo de semejante cortina de humo, hacer daño a la institución, socabar los muros de la monarquía desde sus cimientos, pero el resto de los españoles tenemos ojos, vemos, no somos disminuidos psíquicos, luego podemos entender y hasta leer entre líneas y ver claramente los pasos sin pausa que da la izquierda radical para conseguir sus objetivos e implantar en España un desgobierno en el que nada de lo que hoy conocemos y hemos tenido desde siempre estaría ya, sino un regimen en el que el individuo queda alienado, ninguneado en favor de un ferreo poder centralizados que pretendiendo aunar a todos lo que consigue es la enajenación y alienación de la población a la que manipulan sin control, sin derechos, sin personalidad, sin criterio, pues el gobierno se arroga la potestad de pensar por todos, así no piensa nadie, aborregamiento general que los eternizaría en el poder. DE TODO LO CUAL HAY QUE HUIR COMO DEL CORONAVIRUS.