José María Aznar, quizá el mejor presidente desde que tiene vigencia la Constitución de 1978 avisa de que el Gobierno de Pedro Sánchez, "excéntrico" y "disfuncional", hará de España "una perdedora" en la Unión Europea.
El ex presidente, en su intervención inaugural en las jornadas de la Faes "Centrados en Europs" sobre el futuro de Europa tras la pandemia, ha abierto el debate sobre el incierto futuro de Europa tras la pandemia y el papel que España debe asumir como miembro de la Unión.Afirma que de la crisis global los paises quedarán tildados como "vencedores y perdedores", corriendo España el riesgo de situarse entre los perdedores de no cambia radicalmente el sentido de avance tal y como lo entiende el Ejecutivo.
Dice Aznar que "la pandemia es de carácter global pero no ha tenido una respuesta global, lo que implica que las instituciones multilaterales no han funcionado adecuadamente". De sus palabras se desprende que esto es así porque "no hay liderazgo". Por tanto, "Hay que reinventar el multilateralismo", algo "imposible de imaginar" sin el decisivo papel que juega EEUU ni sin una acción decisiva de la Unión Europea.
Según Aznar, "no hay solución", ni de parte de los regímenes totalitarios ni tampoco entre los planteamientos populistas. Expone que "en Europa existe la tentación totalitaria", asegurando que los demócratas "deben ganarle el pulso".
La actual confrontación entre USA y China "obligará a un replanteamiento estratégico" y la UE se verá "forzada a tomar decisiones para decidir su posición en el mundo".
Es lo mismo prácticamente que cuando la bipolaridad de fuerzas se personificaban en los ribales USA-URSS, cada cual tenía su radio de influencia y sus paises amigos o aliados.
Se hace "imprescindible para facilitar la recuperación" la acción de la UE, sin embargo advierte el expresidente que: "La Unión no espera que deleguemos en ella nuestros problemas. Eso es algo que nos corresponde a nosotros planteando nuevos terrenos de cooperación público privada. La necesidad de fortalecer las instituciones es imperiosa. El Estado debe servir a los ciudadanos que entienden que de la desintegración no llevará a nada positivo".
El esfuerzo preciso para equilibrar las finanzas públicas, en opinión de Aznar, se ha "abandonado por un Gobierno dogmático que entiende la política como un instrumento de propaganda". Esto se traduce en "una política excéntrica en la que las opciones, los partidos, nada comprometidos con España recaban un poder desproporcionado", en clara alusión a los aliados de investidura de Sánchez (fuerzas independentistas, populistas y abertzales). "Es lamentable que el Gobierno se apoye en esos partidos y, más aún, que eso se vea como un fenómeno de renovación saludable". "Sin un Gobierno solvente que se sustente en un fuerte proyecto España entrará en el vagón de cola de la UE".
En estos momentos España padece "una forma de Gobierno disfuncional y contradictoria sin un sentido de país compartido que hace que el país se instale en sus problemas diferenciales y los agrave". Eso "nos hará irreversiblemente perdedores".