La reina Letizia se salta el protocolo en su última aparición pública y desoye las recomendaciones que al parecer le hicieron con motivo del acto homenaje a las víctimas del terrorismo en los jardines del Palacio Real que fue presidido por los reyes.
¡¿Pero dónde se ha visto que le digan a la reina lo que se tiene que poner?¡. Este Gobierno socialcomunista está que no está. De manera que cualquiera puede ir como le de la gana incluso ofendiendo a los demás con su vestimenta y actitudes y la reina, que es la reina, tiene que vestir según le digan. Pues menuda es la reina... Y me parece muy requetebien.
Esas recomendaciones no acertaron ni en fondo ni en la forma. Se trataba de un acto homenaje a las víctimas del terrorismo, homenaje, víctimas, terrorismo, tres conceptos que juntos significan desastre y dolor, pena, desgarro y llanto. Qué menos que la reina pudiera expresar su sentir y su solidaridad con las víctimas del terrorismo con su actitud, con su silencio, con su vestido. Lo que pegaba para la ocasión era luto riguroso pues se trata de un acto en homenaje a fallecidos víctimas del terror de banda armada. Nunca estuvo más acertada doña Letizia, de negro, juvenil porque ella es joven, pero conforme a la situación requería; sin lujo, con sencillez, que reflejó hasta en el peinado: una simple coleta alta. Con su imagen ella estaba diciendo, estoy con vosotros, siento vuestro dolor y pérdida, aquí estamos para combatir esta barbarie. Tocaba combatir así ahora, con la presencia, con el vestido, haciendo frente al socialcomunismo que quiere terminar con valores sagrados y ningunea sentimientos. No es un acto de alegría, los asistentes están convocados por la pena, los asesinatos a manos de banda armada terrorista. Negro, luto, riguroso, con perlas blancas, las perlas simbolizan las lágrimas, aunque siempre enbellezcan y cautiven no dejan de ser una sustancia acumulada en forma de bola, regular o irregular que es producto del sufrimiento que a una ostra le produce un grano de arena. Nunca más acertada la reina.
Al parecer a la reina Letizia se habrían hecho desde el Gobierno indicaciones de que se trataba de un acto en recuerdo a las víctimas del terrorismo, una cita "de cercanía a las víctimas y sus familias, no de luto", pues eso fue en realidad lo que Letizia hizo, aparecer vestida de negro, símbolo de cercanía a las víctimas y sus familiares, no pensarían desde el Gobierno que iba a asistir vestida de lunares...; el luto es inherente a un acto de estas características. Quien no lo vea así, la verdad no merece estar dirigiendo a una comunidad porque si no entiende eso, trabajar en cosas de Estado más allá de un tema protocolario, no parece que estén en condiciones.
Independientemente de los gustos socialcomunistas el acto exigía atuendo sobrio, la sencillez ya está en el carácter de cada cual.
Don Felipe vestía traje y corbata azul, el azul es el color de la Casa de Borbón, además hace juego con sus ojos; la Reina, de riguroso luto de los pies a la cabeza con abrigo negro con botonadura de perlas botones de perlas, de Carolina Herrera y botas de caña alta de Magrit. Tan acertada es la ropa de él como de ella, él de punta en blanco sin luto para acompasar con las recomendaciones; ella, de negro, tal y como le dictó su sentir y su voluntad. Hay quien siguiendo a los presocráticos, como una caña en el río, se acomodan a las situaciones; otros prefieren mantenerse en su opinión con fuerza, no se doblegan, eso es un símbolo de valentía que hay que respetar.
El estilo de Letizia R. no se antepongan a su labor como Reina sino que es expresión de su deber como reina. Su estilo la señala como la mujer de la realeza más elegante del mundo aunque esa cuestión no es su prioridad. Con estas manifestaciones Leticia R. se revela como una persona en la que -pese a su carácter y sus modos que la han perdido en varias ocasiones y públicamente-, se puede confiar porque tiene un elevado sentido del deber que antepone a cualquier cosa, lo demás queda en segundo plano. D. Felipe más conciliador, estadista, moldea sus formas y adapta la situación a sí y él mismo a la situación. Ella, es más ingenua en ese aspecto, le importa su deber, hacer lo que debe hacer en cada momento y tal como ella entiende que debe hacerlo, sin paños calientes, atendiendo pero sin ceder si no es el caso a recomendaciones. Eso es autenticidad. Ella es así y no es de otra forma ni lo quiere ser tampoco. Ser de otra forma sería traicionarse a sí misma y quizás ella entienda que también sería traicionar a los demás por lo que de ella esperan.