En 2025, se conmemorarán los 1700 años del Concilio de Nicea del 325, un momento histórico en el que la cristiandad, tras haber superado periodos de persecución, se encontraba unida y "en paz".
Iniciativas Ecuménicas para la Unidad Cristiana
Las iglesias católicas, ortodoxas y las comunidades protestantes están intensificando sus esfuerzos ecuménicos con el objetivo de llegar a este aniversario con avances significativos hacia la unidad, conforme al mandato de Cristo: "Que todos sean uno, para que el mundo crea" (Juan 17, 21-23). Así lo recordó Juan Evangelista, el amigo de Jesús a quien encomendara su madre y hermano de Santiago Apóstol.
Uno de los avances más recientes es el acuerdo anunciado este martes entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Ortodoxa, especialmente con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y los metropolitas griegos.
El Debate del Filioque: Un Tema Histórico y Teológico
El acuerdo aborda el controvertido tema del "Filioque" (en latín, "y del Hijo" filio=hijo + que=y).
Este término se refiere a la procedencia del Espíritu Santo, un punto de discrepancia teológica que se remonta a la inclusión de la frase "y del Hijo" en el Credo, una innovación que apareció en España en el siglo VI para contrarrestar el arrianismo y que se extendió por el Occidente cristiano.
Breve Historia del Filioque
Originalmente, el Credo Niceno-Constantinopolitano, formulado en el primer Concilio de Constantinopla en el año 381, establecía que el Espíritu Santo "procede del Padre". Sin embargo, en el Concilio de Toledo en 589, se añadió "y del Hijo" para diferenciar claramente la doctrina católica del arrianismo prevalente entre los visigodos en Hispania, en España.
Esta adición se fue adoptando gradualmente en la liturgia latina, pero nunca fue aceptada en la tradición griega y oriental, lo que generó tensiones entre Roma y Constantinopla, especialmente a partir del siglo IX y durante el cisma de 1054.
Origen del Filioque y su Expansión en Occidente
Es ampliamente aceptado que la adición del "Filioque" al Credo surgió en España durante el siglo VI y posteriormente se extendió por el Occidente cristiano, aunque existen precedentes en escritos y prácticas de otros países.
Contexto Histórico en Hispania Visigoda
Durante este periodo, la élite visigoda en Hispania, de origen godo, profesaba el arrianismo. Los arrianos sostenían que Cristo no era completamente divino y que su relación con el Espíritu Santo era limitada. En contraste, la mayoría de la población hispanorromana seguía siendo católica. Esta diferencia religiosa resultaba en la coexistencia de dos catedrales en muchas ciudades: una arriana para los nobles y una católica para la población general. Ocasionalmente, esto llevaba a persecuciones de los católicos por parte de los arrianos. Los godos mantenían una conciencia fuerte de su superioridad social, militar y racial, lo que los separaba aún más de la mayoría católica.
Tercer Concilio de Toledo y la Unificación Religiosa
El panorama cambió drásticamente en 589 con el Tercer Concilio de Toledo. Tras la muerte de su padre, el rey Recaredo asumió el trono y decidió convertir a toda Hispania al catolicismo. Esta conversión buscaba unificar a los godos arrianos y a los hispanorromanos católicos bajo una sola fe, creando así una nación unificada y católica. Este evento es considerado por muchos como el nacimiento de la nación española. En este concilio, se añadió la cláusula "y del Hijo" al Credo, con el propósito de establecer una clara distinción del arrianismo, la herejía que había predominado hasta entonces y que debía ser erradicada.
Aclaraciones y Reconocimientos Doctrinales
La Iglesia católica reconoce tres formas legítimas de expresar la procedencia del Espíritu Santo:
- "El Espíritu Santo procede del Padre" (fórmula original del Concilio de Constantinopla).
- "El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo" (como quedó especificado en el Segundo Concilio de Lyon en 1274).
- "El Espíritu Santo procede del Padre a través del Hijo" (definición del Concilio de Florencia, 1431-1445, que buscó brevemente la unidad con las iglesias orientales).
Acuerdo entre Luteranos y Ortodoxos
En la nueva declaración conjunta, la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Ortodoxa sugieren utilizar la versión original del Credo sin el Filioque para promover la reconciliación.
También proponen explorar la fórmula "a través del Hijo", utilizada por teólogos como Máximo el Confesor, Juan Damasceno y Gregorio Palamas, que podría facilitar un mayor acuerdo sobre la procedencia del Espíritu Santo.
Sin embargo el Espíritu Santo existe antes que la manifestación de Dios Padre como Dios Hijo, pues lo que entra en la Virgen María y siembra la semilla de Dios en el vientre bendito.
Un Paso Hacia la Unidad
La declaración conjunta subraya que el Filioque se añadió en respuesta al arrianismo y que su uso ha sido una fuente de división histórica.
Al adoptar la redacción original del Credo, se espera fomentar una reflexión teológica renovada y avanzar en la unidad cristiana.
El acuerdo fue elaborado en una reunión en mayo de 2024 en el Monasterio de San Jorge en El Cairo, Egipto, como parte de un diálogo ecuménico iniciado en 1981 por el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Demetrio, que ha involucrado a diversas iglesias ortodoxas autocéfalas.
Conclusión
La conmemoración de los 1700 años del Concilio de Nicea es una oportunidad para que las diversas ramas del cristianismo trabajen juntas hacia la unidad.
El reciente acuerdo entre luteranos y ortodoxos sobre el Filioque es un ejemplo significativo de estos esfuerzos, mostrando que es posible superar las divisiones históricas y avanzar hacia una mayor armonía y cooperación en la fe cristiana.
Esperemos que se fijen en la frase pronunciada por Jesús: "Que todos seamos UNO como TÚ PADRE estás en Mí y Yo en TÏ".
Dios es uno y trino a la vez, no primero uno después otro y después otro, sino a la vez. Estamos hablando de la Santísima Trinidad: tres personas en una y un solo Dios verdadero".