Publicado en Filosofía, Protestando, Sociedad por MCarmen | Escribe
el primer comentario
Algunos para justificar el concepto ambición pretenden desligarlo de toda connotación ética, pero se equivocan; sólo se trata de utilizar el concepto correcto; superación. El motor que mueve a la persona y su personalidad y la hace actualizarse de forma positiva se ha entendido tradicionalmente como “amor propio”, de modo que el concepto superación y amor propio van unidos; siendo el término ambición una acepción reprobable.
De acuerdo que para alcanzar un objetivo primero hay que desearlo mucho, pero eso no tiene por qué hacerlo rayano en la ambición sino sinónimo de superación. Y no es que la connotación negativa del
concepto ambición sea una derivada del inconformismo con soluciones mediocres, es que “la ambición rompe el saco”, ya lo dice el refranero español que es profundamente sabio.
Tener claro el objetivo, persistir en él y tener afán de superación no tiene por qué ir paralelo con el concepto ambición, nada que ver. Mientras que alguien con inquietudes tiende a superarse, un ambicioso mira con el rabillo del ojo al de al lado y hará lo que sea por ser él el que llegue a la meta, no porque sea el mejor, sino porque ha sido capaz de “anular” de cualquier forma a su “contrincante”. Esta forma de proceder está en la raíz de muchos problemas psicosociales y sociolaborales, el acoso laboral tiene esta raíz, la ambición desmedida de unos que pasan de todo principio ético para cargarse a quienes brillan realmente y no miran nada más que su buen y bien hacerm su compromiso con la empresa y consigo mismo. …Y el tiempo, no pone a cada uno en su lugar…