La labor de Isabel Díaz Ayuso es buena, salvo en su faceta taurina, para ser perfecta debería ser antitaurina. La prueba de ello es el odio que la izquierda le profesa. Sin escrúpulos y con juego sucio, tratan de ganarle la partida, el concertado vicepresidente comunista en el socialcomunista gobierno de Sánchez, Pablo Iglesias la enfrenta. No se da cuenta de que España no es ciega, teniendo el cargo que ostenta, haya sido como haya sido su llegada al mismo y, ya que lo ostenta, debería actuar con decencia y sensatez dejando el tema de las residencias, tanto de Madrid como de España en su totalidad. Primeramente Iglesias sabe bien que el Gobierno del que forma parte pecó de omisión frente a las advertencias internacionales que le comunicaron con tiempo la gravedad de la pandemia y, no actuando correctamente, lo que provocaron fue miles y miles de contagios y muertes. No solo el pecado es de omisión sino de agresión porque su partido fue uno de los principales incitad