Según ha publicado recientemente el diario ABC en un artículo de Pablo M. Díez, Corresponsal en Asia, el laboratorio de Wuhan creó no un virus sino ocho virus, siendo dos de ellos muy infecciosos para el ser humano.
En laboratorio BSL-2, penúltimo lugar en seguridad, manipularon genéticamente, la doctora Shi Zhengli y el zoólogo Peter Daszak, un virus similar al del SARS y le añadieron a este partes de otros virus de murciélago para que pudiera «reproducirse bien» en células humanas, sin pasar por un animal intermedio.
Al parecer lo que buscaban era prevenir pandemias, pero provocaron la mayor de todas. Muchos expertos han criticado este riesgo y han exigido investigar una fuga accidental que se produjo en el Instituto de Virología de Wuhan, lo que ha estado por un tupido velo por la opacidad del régimen chino. Así llevamos dos años de pandemia en China: una historia sin final. Wuhan dos años más tarde de aquel nefasto incidente está envuelto en miedos y dudas, nada de transparencia. Al respecto interesa ver:
Regreso a Wuhan dos años después: Miedos y dudas en el origen de la pandemia.
Dos años después del reconocimiento del estallido de la pandemia, que estuvo marcado por el cierre de Wuhan el 23 de enero de 2020, a todos nos cambió la vida, no solo a los chinos, le cambió la vida al mundo entero y aun sigue el misterio sobre el coronavirus.
Siguen las elucubraciones y no solamente sobre su origen, aunque hay declaraciones de científicos testigos, sino también sobre el supuesto animal intermedio, -que no hay tal- en el que se sospecha que mutó un coronavirus de murciélago, no habiendo mutado espontáneamente sino por voluntad del hombre chino científico que manipuló en el laboratorio y por error o por lo que fuese, sucedió un escape nefasto que se propagó por el mundo entero y ha mutado ya infinitas veces.
En las pandemias este reservorio fue encontrado con relativa rapidez, sobre todo en la del síndrome respiratorio agudo grave, que es lo que significa las siglas SARS. Oficialmente originado en noviembre de 2002 en China y encubierto al principio por las autoridades, solo pasaron siete meses hasta que se apuntó, en mayo de 2003, a un posible animal intermedio. Se hablo de las civetas que se vendían para consumo en los mercados de Cantón, en Guangdong. Después se habló de los murciélagos, había que echarle la culpa a alguien, sobre todo porque se había empezado a hablar de crímenes contra la humanidad; y esto no lo dijo cualquiera que le diera vueltas a la cabeza sino que llegó a hacerse público por parte de investigadores, unos curiosamente muertos ya, infectado por el virus del que alertó él mismo, otros, sus compañeros han intentado protegerlo y honrar su memoria advirtiendo sobre lo que el ya difunto científico advirtió y fue recriminado por ello; y, amenazada, la científica que se exilió en USA, al parecer, desde donde ha procurado colgar videos testimoniales en youtube.
Se llegó a decir que era un virus intencionadamente soltado al ambiente para hacer que la población mundial disminuyera considerablemente. Al parecer los mayores tenían que sacrificarse para que vivieran mejor los jóvenes, totalmente afirmaciones nazistas en pleno siglo XXI.
Tanto advertir sobre la conveniencia de las vacunas y han muerto, asesinados, científicos que demostraron la inconveniencia de éstas y la manipulación genética que la humanidad estaba sufriendo. Pueden verse los artículos al respecto que en anteriores ocasiones hemos publicado. Pero, la realidad de las vacunas se ha impuesto y, efectivamente, la población ha conseguido luchar y casi vences al virus.
Muy científicos serán los pronunciamiento en favor de las vacunas, pero existen otros pronunciamientos, científicos también, que no se hacen públicos, pero que corren por las redes y dejan de preocuparnos.
De entre estos valientes científicos que se atreven a acusar al gobierno chino está la doctora Alina Chan, que está perseguida por China y huída, pero que habla claro del origen del covid atreviéndose a asegurar que: "Tenían una hoja de ruta". Sus vídeos corren por las redes pero además se ha pronunciado en 'Horizonte', con Iker Jiménez.
La doctora Alina Chan, es bióloga molecular de Harvard y fue la primera científica que asegurara que el covid 19 había salido de un laboratorio. Por estas declaraciones recibió amenazas de muerte, según ha recordado en 'Horizonte', diciendo además que: "A día de hoy, China insiste en que no identificaron ningún caso de covid antes de diciembre, no quieren que la gente piense que el virus salió de allí". Pero ya en diciembre y enero murió gente aquí, en Españ, a causa de una enfermedad que evolucionaba muy rápido, cursaba como resfriado y, tratándose de mayores, en un momento presentaba una evolución fatal que desencadenaba en muerte.
Aseguró a Iker Jiménez y su equipo que: "Las autoridades y médicos de China pensaron que el virus había surgido en el mercado. En los últimos dos años nadie ha podido encontrar ningún huésped animal intermedio que pudiese transmitirlo a los seres humanos. Por tanto, no se ha podido encontrar ningún rastro de animal con un virus similar al SARS-CoV-2", en entrevista concedida en exclusiva.
La historia del covid 19 ha sido una de las más increíbles que ha vivido la humanidad jamás. Incluso se dió el caso de Yi Fan y Hu Weifeng: los médicos chinos que se volvieron negros y trabajaron con el descubridor del covid.
La bióloga da como posible prueba del origen del virus en el laboratorio chino, un documento en el que se detalla que en Wuhan se hacían experimentos con virus.
Afirma que: "Es más probable que este virus venga de un laboratorio que de la naturaleza. Antes de la pandemia, los parientes más cercanos del SARS-CoV-2 estaban siendo manipulados en Wuhan. Por ello, todo parece apuntar a un origen de laboratorio".
La misma premisa sobre el origen del virus la mantiene Iker Jiménez desde el principio de la pandemia: "Hay un error". En octubre de 2020 afirmó Jiménez "hay unos protocolos que se rompen, hay un error, una vigilancia que no se hace".