… nos enfrentaremos a…
1.-A la desidia.
Todos los días debemos marcarnos objetivos a corto plazo, los objetivos a corto plazo son generalmente conseguibles, esto da satisfacciones personales y reafirma el carácter, da seguridad. Si se consiguen será un logro, si se falla, no se perderá mucho.
2.-A la despreocupación.
Hay que auditar nuestros propósitos y nuestras actualizaciones. Ver qué vamos consiguiendo de lo programado y lo que no y por qué.
3.-A la reclusión social, a lo antisocial.
Hay que darse a los demás en el mejor sentido de la palabra. Pero no basta con serlo sino que hay que parecerlo, según esto una sonrisa generosa hará mucho por nosotros y por los demás, mejora el carácter y los demás encuentran a alguien cálido cuando nos ven.
4.-A las conductas ariscas.
Hay que querer a la gente, pero no basta con eso… Se tienen que enterar… Sí, querer a la gente no es malo, al contrario si cambiamos el chip y nos programamos para tener con la gente sentimientos positivos, todo marcharía sobre ruedad, ¡ Vamos…, conseguiríamos la paz y la armonía en el mundo¡¡. Hay que cultivar la amistad y hay muchos medios para hacer llegar nuestra energía positiva a los demás.
5.-A la antipatía.
Hay que tener buen royo pero hay que saber respetar a los demás, no todos somos iguales, en carácter, educación, etc, lo que a uno gusta a otro puede parecer imertinente, y lejos de acercar a las personas se puede poducir una falla considerable en el terreno.
6.-A la cerrazón.
Hay que estar abiertos al diálogo y ser asertivos, empáticos, tolerantes, comprensivos. No todo el mundo tiene lo mismo, parte de lo mismo ni es capaz de llegar a lo mismo. Hay que compender esto porque todos nacemos con lo mismo y nos vamos de este mundo con lo mismo.