Una recién casada dama aristocrática danesa viaja en un tren camino de la hacienda de su esposo, en Kenia, una nueva vida le espera. Ella es símbolo de la refinada civilización europea y, como en un espejo, en ella se reflejan conceptos sublimes de sensibilidad, pasión, austeridad y naturalidad, racionalidad, sensatez, alto concepto de la amistad y del verdadero amor. Su carácter es síntesis de su rígida educación al ser hija y hermana de militares, en una aristocrática sociedad y de su ser real, de su alma misma que la hace revelarse contra reglas establecidas que considera obsoletas, rechazando lo absurdo y lo vulgar y buscando siempre la autenticidad en su persona y su relación con el mundo.
África le cambiará la vida
La fina y elegante aristócrata, viaja a Kenia y África se encargará de entrar en ella y despertar su verdadero ser. Ella se hace una con el territorio, África tiene alma y se ha hecho amiga de la suya; no se considera por encima de sus habitantes, uno de sus criados constituirá su mayor apoyo y amistad. Su marido es dueño de sus trabajadores, acostumbrado a mandar pretende adueñarse de algo que no le pertenece, de ella, que entiende que es su marido y no su dueño. El amo representa la parte del ser humano que se resiste a evolucionar, representa férrea materialidad frente a la espiritualidad de su esposa.
La estancia de la baronesa Karen Blixen en el territorio durará diecisiete años, que le dan para conocer sobre la vida, el hombre (como genérico), lo que diferencia a mujeres y hombres, lo que los une, lo que la sociedad ha construido y lo que ha destruido, lo que diferencia al sofisticamiento y al progreso de la naturalidad y la autenticidad.
Su no muy afortunado matrimonio le llevará a entablar una relación extramatrimonial que le aportará el crecimiento que necesitaba y que llenará su vida hasta la muerte de su amante.
La obra, tanto la cinematográfica como la propia novela, es un canto a la libertad y a la autenticidad, a la integridad, con la que nada tienen que ver los convencionalismos sociales europeos de la alta sociedad ni la ortodoxia de la Iglesia. En realidad no estamos viendo una historia de amor y de vida, estamos asistiendo a una declaración de amor encendida a paisajes vírgenes, gentes sencillas y culturas primitivas.
Karen es como un punto de inflexión en la existencia del hombre en el mundo, que da la mano al primitivismo, perteneciendo a la elaboradísima civilización europea, que más que cultivar al hombre lo destruye alejándolo de su esencia.
En África, la protagonista se sitúa en el polo opuesto a su vida pasada, a su entorno familiar y social. África supuso un destino revelador de la pluralidad que existe en el mundo y que supondrá la eterna fascinación que la seduce, la atrapa y de la que a la vez huye porque necesita volver a sus orígenes, de nuevo, para respirar, tomar aire, saber qué es y en qué se ha convertido tras el amor y muerte de su amante en accidente aéreo.
La obra es en realidad una autobiografía de su autora Isak Dinesen que, con una historia cautivadora, nos encanta y envuelve para mostrarnos sus vivencias africanas, sentimientos, sentidos, siendo un canto a la amistad auténtica y a la fidelidad que cada cual debe tenerse a sí mismo. Recomendamos tanto la lectura de la novela como recrearse en el film, la película magníficamente protagnizada por Meryl Streep en el papel de Karen Blixen y por Robert Redford en el papel de su amante Denys George Finch Hatton, es tan buena que crea adicción, nunca te cansarás de verla.